El talento femenino en las vocaciones STEM
23 de noviembre de 2024
Cristina Márquez, senior data scientist en el área de Data & Artificial Intelligence de SNGULAR, nos ayuda a entender cuáles son los motivos por los que el talento femenino se aleja de las vocaciones STEM y nos enseña a reconocer los caminos para cambiar esta realidad.
Es habitual que la falta de talento femenino en vocaciones STEM se explique bajo un único prisma que señala un cambio de interés en la adolescencia que va en detrimento de las profesiones relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. También hay quienes prefieren exponer como causa principal el complejo balance entre la vida profesional y personal.
Pero para entender realmente las frustraciones que alejan a las mujeres de la ingeniería de software hace falta sondear los datos y descubrir cuáles son los perfiles y el recorrido que hacen en sus trayectorias vitales.
Así lo ha hecho Cristina Márquez en la octava edición de la conferencia internacional ACM-WomENcourage, celebrada el pasado mes de septiembre, retransmitida de forma virtual y organizada desde Praga. Cristina es doctora Cum Laude en 5G y Big Data (aplicando Inteligencia Artificial) por la UC3M y el MIT (Massachusetts Institute of Technology). Esta ingeniera de Telecomunicaciones trabaja actualmente como senior data scientist en el equipo de Data & Artificial Intelligence de SNGULAR.
Speaker en más de 10 países y promotora e impulsora del talento STEM, Cristina ha participado por segundo año consecutivo en ACM-WomEncourage. Su experiencia e interés en la promoción activa de estas vocaciones la ha llevado a escudriñar con descarada pasión los motivos por los que la disminución de las STEM se da de forma globalizada, y se acentúa sobre todo en etapas posteriores al doctorado de forma acelerada.
WomENcourage: estableciendo puentes para fomentar la innovación
ACM-WomENcourage es una conferencia abierta a todo el mundo enfocada a despertar vocaciones STEM, dar visibilidad a estos sectores, así como conectar a mujeres de diversas disciplinas técnicas y alentarlas a seguir educándose y trabajando posteriormente en el área de computación. Se trata de un congreso que va ganando protagonismo año tras año: en la edición de 2021 han participado más de 250 personas procedentes de 38 nacionalidades distintas.
ACM (Association for Computing Machinery) es una asociación a nivel mundial que reúne a profesionales, estudiantes, investigadores y personas interesadas en la ciencia de la computación (y, por ende, todas sus ramas: telecomunicaciones, matemáticas, informática, bioingeniería, etc.).
Cristina nombra además otras iniciativas que están ayudando de forma efectiva a combatir el alejamiento de la mujer de las vocaciones STEM. Entre ellas, destaca Technovation Girls o IA en Familia, que «van sembrando la curiosidad y allanando el camino a que se despierten más vocaciones teniendo un contacto directo y práctico con la tecnología». Pero señala que aún hay mucho por hacer.
Mujeres en vocaciones STEM
¿Qué ocurre o mantiene alejadas a las mujeres de estas vocaciones en Ingeniería Software? En la conferencia, Cristina tuvo la oportunidad de explorar y descubrir el estudio Frustrations Steering Women away from Software Engineering, que se enfoca en dos tipos de perfiles que muestran interés, si bien se encuesta también a personas no interesadas (29% de la muestra), a priori, en esta área.
El tipo Persona 1 (P1) se corresponde con quien ha estudiado y permanecido en computación (en su muestra fueron el 39% de participantes), mientras que el tipo Persona 2 (P2) es quien transiciona de esta área a otra posteriormente en su vida (con un 32% de participantes).
Al observar la tabla anterior, se consideran 5 tipos de casos, que van mucho más allá de las premisas iniciales del cambio de interés o el equilibrio entre vida personal y profesional.
Nos detenemos en cada caso:
- El acceso, ya sea por educación, apoyo o la posesión de un ordenador.
- Los estereotipos (de otros, de ellas mismas o sobre el propósito de la carrera)
- La confianza, debido a su percepción de sus capacidades, el síndrome del impostor o por experiencias perdidas.
- El sentimiento de pertenencia, que incluye el sexismo o la falta de compañeras.
- El sentimiento de valor, porque sus intereses no sean apoyados, la cultura defensiva o lo poco valoradas que son las mujeres, así como la falta de referentes.
Como se observa, esas premisas anteriores quedan obsoletas y refutadas radicalmente con los datos. Así, la falta de referentes y de visibilidad, fomentado por unas condiciones muy diversas que van desde el acceso en la educación, los estereotipos o el clima de trabajo son puntos clave. Las conclusiones de este estudio se complementan con la charla de NGI de 2020 (con datos extraídos de PersolKelly) donde se mencionaban dos hechos alarmantes:
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El 82% de las mujeres en Europa que están estudiando un grado tienden a cambiar sus aspiraciones profesionales (fijadas en el instituto) de carreras donde el porcentaje de hombres es mayor hacia carreras neutrales o dominadas por mujeres. El estudio refleja que este cambio ocurre en los últimos años de la carrera.
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El 50% de las mujeres en STEM de EE.UU. tienden a abandonar dicho campo en los 10 primeros años de trabajo, que se corresponden con fases clave de la vida (más notablemente en los años de maternidad y niveles intermedios de gestión, donde sus redes sociales o contactos y rangos de pares comienzan a estrecharse).
Lo que parece evidente es que la innovación y la creatividad no pueden llegar a su potencial completo con solo una fracción de la población. Por eso, es importante que los apoyos vengan de la fuente que vengan. En el estudio The underrepresentation of women in computing fields: A synthesis of literature using a life course perspective se remarca la diferencia en cómo los niños y las niñas pasan su tiempo de ocio y las influencias que lo determinan.
Además, en el estudio Frustrations Steering Women away from Software Engineering, que si bien tiene sus limitaciones por la propia muestra y la fecha en la que se hizo, se destaca que el entorno se vuelve hostil por los estereotipos creados y la dificultad que supone expresar la verdadera naturaleza en un ambiente de Ingeniería del Software. Expresiones como «un mundo de hombres», «no voy a ser feliz», «prefiero hacer cosas de chicas», «nadar a contracorriente» o «son carreras para personas inteligentes» se recogen entre varios de los testimonios recogidos y concretan claramente las conclusiones antes mencionadas.
Soluciones y propuestas
Para paliar todos estos casos, Cristina Márquez nos cuenta qué se puede hacer y qué se ha puesto ya en marcha, y nos motiva a «despertar esa curiosidad y retar a los alumnos a pensar qué hay detrás de aquello que utilizan a diario (tecnología, profesionales), de acuerdo a sus intereses personales y de forma responsable».
Pero quiere huir de acercamientos teóricos e insiste en hacerlo práctico. «Dado que el futuro es digital, cuanto antes se conciencie sobre ello para reducir la brecha digital y de género desde edades tempranas, antes estaremos atajando el problema de raíz», añade Cristina. Propone así visibilizar figuras y profesiones tecnológicas con trabajos educativos y hacerlo jugando. «En cuanto a esto, sugiero incorporar la programación de algo sencillo con un lenguaje por bloques como Scratch o MIT App Inventor y alguna ideas o juguetes».
Otra idea que propone Cristina es la del «refuerzo positivo y divulgación informada sobre las carreras STEM» durante todas las etapas de formación del carácter y la personalidad. También fomentar el pensamiento crítico de resolución de problemas a través de la tecnología, dar visibilidad a profesionales y hablar de sus objetivos y los propósitos que las mueven. Para ello, son muy necesarias las jornadas sobre tecnología en escuelas e institutos, ya que «hacen florecer pasiones olvidadas o desconocidas por las adolescentes en estas áreas, mostrándoles lo cerca que pueden estar de la tecnología en su presente». Por último, la implicación por parte de las empresas tanto en estas jornadas como en la búsqueda de un ambiente conciliador y que apueste por la promoción.
En cuanto a las mujeres referentes en estos campos, menciona tanto a las más conocidas como a otras que no suenan tanto cada día. En el plano más conocido internacionalmente serían Marie Curie o Ada Lovelace y en el plano nacional destacaría a Nuria Oliver o su compañera de trabajo Nerea Luis Mingueza.
Y deja un hueco para aquellas a las que llama «nuevas referentes»:
- Valentina Tereshkova: la primera mujer astronauta (1963).
- Beth Rudden de IBM en US: comenzó siendo una amante del lenguaje, luego fue arqueóloga, más adelante antropóloga, programadora, investigadora, ejecutiva técnica y ahora es científica social. Ella misma contaba en una de sus charlas que creció en una familia donde creían que «ella podría ir a la universidad y conseguir todo lo que quisiera hacer».
- Anna Maria Mandalari en UK: todoterreno tanto en ciencia como en deporte. Compartió laboratorio con Cristina Márquez y preparación de conferencias cuando coincidieron en el doctorado.
- Rebeca Minguela: emprendedora vallisoletana que Cristina descubrió hace un par de años y de la que confiesa que le gustaría saber más sobre sus pasos.
- Y por último, pero no menos importante: todas las que existen y no son tan mediáticas, así como las que están por llegar.
Cristina Márquez, otra de las referentes STEM
Para conocer más en profundidad a nuestra protagonista hemos querido completar el artículo con una breve entrevista sobre su propia experiencia en el desarrollo de su profesión y su vocación.
¿Cómo ha sido tu experiencia personal? ¿Por qué consideras que no estás entre esos casos de alejamiento de las vocaciones STEM?
En mi experiencia, había pocas mujeres científico-tecnológicas desde la ESO e incluso antes, y en la universidad recuerdo que el paso del primer a segundo año de carrera abandonaron la carrera casi la mitad de compañeras. Esta misma semana me reuní con el equipo LPSN de Technovation Girls y comentaban que la tendencia no cambió en su bachillerato. Creo que es posible que el tener acceso desde pequeña a un ordenador podría haber influido, pero siendo que esta tendencia se está manteniendo a lo largo del tiempo y teniendo en cuenta las encuestas relacionadas con el fracaso escolar español, diría que es más un concepto equivocado de lo que es la carrera y lo que aporta a la sociedad (ya que matemáticas o bioingeniería tienen más vocaciones) junto a la impresión de que «el esfuerzo no merece la pena», como comentaban algunas personas encuestadas.
En realidad, en el momento profesional en que me encuentro ahora mismo sería parte de las vocaciones STEM que se ha alejado del camino académico. No obstante, sigo en el área técnica y contribuyo al plano científico dentro del área privada. Además, considero que no estoy tan lejos porque sigo asistiendo a conferencias e impulsando la innovación.
Cristina Márquez
¿Cuándo empezó a despertarse tu vocación? Durante tu niñez y adolescencia, ¿identificaste ciertas inquietudes que te convencieran de que el camino sería el correcto?
Desde joven me interesó todo lo relacionado con tecnología. Cuando era pequeña, si llegaba a casa un disquete, videojuego o reproductor de vídeo, lo quería saber usar. Recuerdo que conocí muy joven Internet de la mano de una serie (en torno a los 7 años) y quise entender la relación que tenía el mundo digital con el mundo real. Lo rápido que avanzaba la tecnología también me sorprendía y despertaba mi curiosidad. Así que para mí estaba claro, quería convertirme en un actor/agente de cambio y, basándome en mis asignaturas preferidas, elegí la rama científico-tecnológica del bachillerato.
¿Notaste cambios en tu confianza y seguridad al dar el salto del terreno académico al laboral? ¿Pensaste alguna vez en abandonar?
Todo cambio de vida desconocido trae consigo algo de miedo, así que naturalmente lo sentí, pero el valor era más fuerte. Del mismo modo, hay días en los que todo se hace cuesta arriba y pienso si de verdad impacta positivamente lo que hago, pero cada vez que recibo un mensaje de un antiguo compañero/a, alumno/a o de los nuevos, se despejan mis dudas.
Los reportes mencionados reflejan que las mujeres sienten rechazo a lo largo de sus estudios por rodearse principalmente de hombres. ¿Qué consejo le darías a esas compañeras que quieran dar un paso atrás en sus aspiraciones de carrera?
Hay que ir a por lo que quieres con valor y confianza, tanto en sí mismas como en los cambios que están sucediendo, aunque haya miedo y a veces todo se ponga en contra. Si sienten que sus compañeros van más avanzados o tienen más experiencia, que no se desanimen, cada persona lleva su propio ritmo y ellas tienen que seguir el suyo. Además, creo que el talento y competencias que aportamos en colaboración con nuestros compañeros es esencial. Los grupos de trabajo interdisciplinares, en mi experiencia, son los que marcan la diferencia. No por nada, esto se aplica en lugares como el MIT y son los primeros de su área de forma consecutiva durante una década.
Cada vez más sectores son más inclusivos y poco a poco se espera que el número de directivos sea equitativamente diverso. Si hay pocas vocaciones, esto va a ser difícil conseguirlo. Así que espero que ese talento masivo que no tiene muchas representantes dentro del campo de las TIC (STEM) incremente, porque supondría y haría un uso más ético de la tecnología en colaboración con los representantes actuales. Espero de la misma forma que el balance sano entre una vida profesional y personal sea equitativa entre todos los miembros del área, independientemente de su persona, gustos y condición de acuerdo a sus necesidades.
Tienes un gran recorrido por delante, ¿cuáles son tus próximos pasos en este sector? ¿Cuáles son tus convencimientos para, lejos de alejarte de esta vocación, seguir creciendo profesionalmente?
¡Muchas gracias! Ahora que he terminado el doctorado y ha tenido lugar una pandemia, me gustaría seguir adaptándome a los cambios tan rápido como hasta ahora, contribuyendo a crear el mundo en el que querría vivir y seguir formándome. La tecnología avanza muy rápido y hay que estar al día. En cuanto a mis próximos pasos dicen que si quieres hacer reír a dios, cuéntale tus planes.
*La fotografía de la portada pertenece a la comunidad ACM-WomENcourage