Abrir una ventana al futuro de la IA
12 de diciembre de 2023
Abrir esta ventana da un poco de vértigo. Antes, concebir el futuro implicaba proyectar treinta o cuarenta años hacia adelante. Actualmente, esta proyección se ha reducido drásticamente a tan solo uno o dos años. Pero, incluso así, cuesta arriesgarse a apostar, porque nadie sabe con certeza qué va a pasar. En mi caso, que me considero una mujer valiente, abro la venta y os cuento cuáles creo que van a ser algunas de las tendencias en Inteligencia Artificial en los próximos años.
En primer lugar, está claro que la IA Generativa (IAG) seguirá creciendo. Las organizaciones seguirán adoptando y adaptando la IAG para diferentes funciones empresariales, y es probable que veamos avances en la sofisticación y aplicaciones de estas herramientas. Esto dará lugar a más automatización (tareas hechas por humanos que se automatizan y pasan a ser hechas por máquinas), y más aumentación (tareas hechas por humanos que se aumentan y hacen crecer al humano en eficiencia).
El Machine Learning, como componente crítico de la IA, seguirá avanzando en su capacidad y aplicaciones. Una de las palancas clave será el Edge Computing, una tecnología que experimentará un crecimiento de dos dígitos a nivel mundial en los próximos cinco años. Esta tendencia sugiere un aumento significativo en la capacidad de procesamiento y análisis de datos en la “última milla”, es decir, más cerca de donde se generan y utilizan los datos. Otra palanca clave será el Quantum Computing, que permitirá abordar los problemas computacionales complejos más rápido y con menor consumo energético. A medida que el quantum computing madure, su impacto se sentirá en áreas que requieren un gran poder de cálculo, como la simulación de materiales, la optimización financiera o la investigación biomédica.
Todo esto tendrá un impacto en la fuerza laboral. Las organizaciones probablemente continuarán ajustando sus estrategias de recursos humanos en respuesta a los cambios provocados por la IA y las tecnologías relacionadas. Habrá recortes de personal en ciertas áreas, reajustes de tareas en muchas otras y grandes esfuerzos de recapacitación. Las semanales laborales de cuatro días serán cada vez más frecuentes. Las empresas se irán regenerando con perfiles jóvenes que estarán más habituados a estas nuevas formas de trabajar. Poco a poco iremos creciendo nuestra confianza en las herramientas de IA como colegas y cambiará la manera de trabajar. Los perfiles profesionales serán, o muy formados y con alto grado de expertise, para trabajar en desarrollo e innovación; o perfiles menos expertos, más orientados a habilidades interpersonales y creativas, corrección de errores y control de calidad de la IA, gestión o comunicación.
Además, la interacción con el mundo digital continuará evolucionando hacia interfaces más simples e intuitivas, incluyendo la realidad virtual y la realidad aumentada. Estas tecnologías inmersivas tendrán un impacto significativo en la economía y la sociedad, tanto por la amplitud de posibilidades comerciales, como por lo que va a suponer para las generaciones futuras, que lo normalizarán como parte de sus vidas.
Cada vez el entorno Cloud va a ser más complejo y va a estar más transitado, con lo que esto implica. Las empresas enfrentarán retos crecientes en términos de integración, seguridad, y administración de múltiples proveedores de nube. La gestión eficaz del caos multicloud no solo mejorará la eficiencia operativa, sino que también será esencial para garantizar la seguridad de los datos, optimizar los costes y mantener la agilidad empresarial en un entorno tecnológico cada vez más dinámico.
Todo esto con un ojo puesto en los temas de sostenibilidad. A medida que las empresas adopten estas avanzadas tecnologías, como la IA, el Cloud y el Quantum Computing, la eficiencia energética y el impacto medioambiental se convertirán en consideraciones primordiales. Las organizaciones buscarán formas de minimizar su huella de carbono mientras maximizan la eficacia operativa, balanceando así la innovación tecnológica con la responsabilidad ambiental. Este enfoque sostenible no solo será un imperativo ético, sino también una ventaja competitiva, impulsando a las empresas hacia prácticas más verdes y tecnologías más eficientes energéticamente.