De la técnica al corazón.
21 de junio de 2022
La bailaora y coreógrafa Sara Baras se sumergió en la industria del espectáculo desde los 8 años en su ciudad natal, Cádiz, precisamente en la escuela de baile de su madre, Concha Baras, que la introdujo en la que se convirtió en su gran afición y motivo de esfuerzo: el flamenco. Su dedicación le llevó a formar parte de la compañía de Manuel Morao, con tan solo 14 años. Su talento y ambición, mezclados con su gran intuición creativa, crearon un cocktail perfecto que le condujo a compartir el escenario junto a algunas de las estrellas más grandes del mundillo, como Paco de Lucía, Raphael, y muchos otros.
Hoy día, recibe amor y aprecio desde innumerables lugares del mundo. La artista ha hecho sold out en los mayores teatros de las grandes ciudades mundiales, como el Sadler 's Wells Theater de Londres o el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Por añadidura, fue la artista que más veces actuó en el Théâtre des Champs-Elysées, llevando a cabo más de 200 espectáculos. Ha ganado importantes premios como el premio Nacional del Flamenco en 2012, la medalla de Oro de las Bellas Artes del Kennedy ese mismo año, o el premio Olivier por su coreografía y actuación en su espectáculo “Sombras” en el 2019 e incontables reconocimientos posteriores.
A lo largo de la conversación con el exjugador de la NBA, José Manuel Calderón, la artista nos permite entender y sumergirnos en su entusiasmante experiencia que nos invita a reflexionar sobre el valor del equipo, del talento, del esfuerzo y de la responsabilidad.
Esfuerzo y autoconfianza
Desde los inicios de su andadura profesional, Sara mostró una gran sensibilidad artística no solo con el baile, sino con todos los aspectos relacionados con el espectáculo: vestuario, iluminación, coreografía. Así, de pequeña dibujaba en papeles coreografías inventadas que mostraba a su familia ante la mirada burlona de sus hermanos. Pero ahí se plantaron las semillas de una carrera como empresaria y creadora de su propia compañía. Ese esfuerzo y autoconfianza la han acompañado siempre.
“Esos dibujitos se han ido convirtiendo en espectáculos que han marcado mucho”
La joven bailaora, empieza su recorrido en una época en la que el mundo del espectáculo estaba dominado por hombres de gran referencia, como Antonio Gades, Joaquín Cortés y Antonio Canales. Sara detectó la necesidad de crear “una obra dedicada a las mujeres”, lo cual no fue nada fácil.
Baras proviene de una familia de militares. Siendo su padre coronel de Infantería de Marina, la disciplina fue un valor que se respiraba en su casa. La seguridad y firmeza se combinaron con la aportación artística de su madre, que compartió con su hija su amor por el flamenco. Las clases de Concha eran muy peculiares, ya que enseñaba a su hija sentada en el suelo, para darle una total libertad a la expresión e interpretación. Este método tan singular dio lugar a la gran habilidad de interpretación de los movimientos expresados por la bailaora.
“El poder encontrarme con las cosas y el poder darles mi forma, es lo que más me ha inspirado en la vida”
Talento
La constancia y larga trayectoria de la gaditana le convierten en una experta a nivel de técnica e intuición artística, lo cual ha sido un gran instrumento para ella. Pero la técnica no lo es todo: Sara Baras pone hincapié en la necesidad de poseer un talento o una capacidad, la mayoría de las veces innata, que te permita conectar con la totalidad de la experiencia.
“Hay un momento en que hay que olvidarse de la técnica para poder dejarse llevar por el corazón”
Sara destaca la necesidad de perseguir el riesgo para poder llegar a la mejor versión de uno mismo. Son justamente esos momentos de exposición, de adrenalina, en los cuales la bailaora siente el estímulo de lanzarse a hacer un paso nuevo, y son esos momentos que colman su cuerpo con la mayor satisfacción.
Igual que un periodista se puede expresar a través de las palabras, en el escenario “Las palabras son los pasos”, nos dice metafóricamente Sara y "cuanto más vocabulario tengas, mejor te vas a expresar”.
Flamenco y tecnología
A lo largo de la conversación entre Sara Baras y José Manuel Calderón, los dos tratan también el factor de la influencia tecnológica en el mundo escénico. La directora nos cuenta que, en el pasado, el sonido del zapateado no se podía amplificar y los escenarios 360 no existían, cuando los artistas no podían corregir sus errores observando la pantalla y siquiera poder aprender de sus maestros sin necesidad de memorizar cada detalle. Baras nos invita a concebir una nueva visión de esta disciplina y de su inmersión en este siglo. Nos abre los ojos sobre el valor de la tecnología en el espectáculo y la gran suerte que tienen las personas jóvenes hoy en día de poder aprender de grandes referentes que ya no están, como Carmen Amaya.
En la conversación con Calderón podemos percibir su pureza y la sonrisa sin filtros que reflejan lo que para Baras es un gran valor: la honestidad. Esta gran característica le ha llevado a construir un equipo que se convirtió en algo fundamental para ella, basado en relaciones auténticas y únicas.
“Con los años hay gente del equipo que se convierte en algo tuyo. No sólo es parte de tu baile, o profesión, sino también de tu parte personal”
Con su equipo, la directora expande su arte por el mundo, y recibe gran admiración, a veces incluso mayor que la que recibe desde España. No obstante, ella siempre se mantiene fiel a su tierra de la cual ella se siente profeta.
Sara Baras inspira al mundo entero con su movimiento de brazos y zapateado, y en esta conversación, nos inspira también con sus palabras y su historia.