Aprendemos más sobre Geoingeniería con Emilio Rey
13 de agosto de 2024
Vamos a profundizar en el tema de la geoingeniería y, para ello, entrevistamos a Emilio Rey experto en meteorología y ex CEO de la startup Digitalmeteo.
¿Cómo descubriste la Geoingeniería?
Con seguridad fue cuando empecé a frecuentar foros de meteorología—sobre todo el de Meteored—y a leer informaciones y opiniones de otras personas aficionadas y profesionales del sector en otras listas de distribución. Sería alrededor de 1995 y todavía me conectaba a esas fuentes de información por módem… Por supuesto, no lo llamábamos geoingeniería o ingeniería climática, sino que hablábamos de experimentos de control climático, especialmente asociados a la dispersión de tormentas severas locales mediante el uso de avionetas y cohetes y a la diseminación de núcleos de condensación en forma de yoduro de plata, lo que se conoce como siembra de nubes. Unos años más tarde, en el año 2000, me instalé una línea ADSL en casa y pude acceder a mucha más información. Así fue como pude informarme sobre las aberrantes iniciativas rusas y americanas del final de la Segunda Guerra Mundial (el Proyecto Popeye o el Proyecto Stormfury, por ejemplo) y conocer personas muy interesadas en el tema, incluso del INM (antigua AEMET). En el año 2003 fundamos los primeros 'komandos kazatormentas' en España, mediante una página llamada tiemposevero.es y profundizamos un poco más en los aspectos de la posible modificación de la meteorología y climatología, pero a pequeña escala.
¿Consideras que la geoingeniería va a ser un tema relevante en el futuro?
Por supuesto, pero me temo que aún no a gran escala social, sino más bien para ciertos gobiernos/ejércitos, grandes corporaciones y algunas universidades. No irá más allá, en mi opinión, pues realmente aún no entendemos a ciencia cierta los mecanismos del clima planetario a gran escala. Sin poder modelizar de forma correcta el comportamiento climático de la Tierra, poco podremos influir en él a nivel global.
Seguirán realizándose estudios y experimentos que solo van a estar al alcance de este tipo de organismos y, mucho me temo, para gobiernos y grandes empresas que estarán movidos por fuertes intereses geopolíticos y económicos. Solo podremos avanzar en el ámbito universitario y científico, así como en pequeñas empresas con un fuerte componente de innovación, responsabilidad social y uso de nuevas herramientas —Inteligencia Artificial, sobre todo—, que hagan de punta de lanza y unan ambos mundos, el del emprendimiento y el de la divulgación y el estudio científico.
¿Nos puedes hablar de alguna iniciativa de geoingeniería que pienses que tiene sentido?
Hay varias que tienen posibilidades de ayudar a nuestro planeta a no seguir aumentando su temperatura y las concentraciones de gases nocivos relacionadas con el uso de la IA para comprender mejor nuestro sistema climático, pero ninguna a mi juicio tendrá efecto a nivel global. La influencia humana a escala planetaria no es algo que esté a nuestro alcance, salvo si todos nos ponemos de acuerdo. La prueba está en que para haber llegado al momento actual, es decir, que hayan crecido globalmente los índices de CO2, la contaminación de nuestras ciudades y que la situación de nuestros ríos y océanos sea cada vez más insostenible, nos hemos tenido que poner de acuerdo toda la humanidad y en todas partes del mundo para usar nuestros coches y fábricas a la vez, a emitir contaminantes y a usar plásticos y otros residuos sin ningún control. Solo de esa forma hemos podido influir globalmente, desgraciadamente de forma negativa, en el clima terrestre. Revertir la situación, si es posible, pasa por acciones de ese mismo calibre, globales, en donde cada una de las personas que habitan el planeta tomemos conciencia y responsabilidad y, de forma orgánica, sanar nuestro planeta. Y en el punto de la historia en el que estamos, esto es una utopía, me temo.
No obstante, me gustaría mencionar iniciativas como el Climate Model Alliance (CliMA), una coalición de personas ingenieras, científicas y matemáticas pertenecientes a organismos tan prestigiosos como el MIT, Caltech o el JPL, que están construyendo el primer modelo climático a nivel global que aprende de forma automática de diversas fuentes de datos y que será capaz de elaborar pronósticos climáticos mucho más certeros que los actuales, reduciendo la incertidumbre asociada a dichas predicciones. Habrá que estar muy atento a ellos.
¿Cuáles son los riesgos que observas en las propuestas actuales de geoingeniería?
Múltiples, el principal es el de la pérdida de tiempo y recursos en proyectos poco o nada realistas. La pérdida de foco o el uso político y/o militar de muchas de las propuestas también es un riesgo importante. De hecho, en los inicios de la geoingeniería esos eran los objetivos perseguidos, a veces, como en el caso de la Rusia de la posguerra, mediante el uso de bombas atómicas para desviar cursos de ríos o de bombas de hidrógeno para derretir el Ártico... Tales aberraciones, por suerte, nunca se llevaron a cabo, pero muchas de las ideas eran realmente peligrosas. Ahora la geoingeniería tiende a usarse más como herramienta que nos ayude a revertir los efectos del calentamiento de nuestro planeta, y no tanto como herramienta de guerra climática o para la mejora de las prestaciones agrarias de una zona determinada, pero aun así no sabemos muy bien qué efectos secundarios podríamos estar provocando. Así pues, cuidado con ciertos experimentos.
¿Qué otras soluciones tenemos para luchar contra el cambio climático y la contaminación más allá de la geoingeniería?
El desarrollo del conocimiento y la divulgación, sin lugar a dudas. Aún queda mucho camino para entender cómo la humanidad está impactando en sistema climático terrestre. Cuán indefensa está nuestra Casa Tierra o el poder de regeneración y automodulación que posee ante cambios externos. Las emisiones de CO₂ van en aumento, es un hecho cierto, pero algunas personas expertas geólogos, como el catedrático emérito de estratigrafía Luis Pomar y algunas personas climatólogas, como Antón Uriarte, declaran inocente al CO₂, incluso creen que esto sería beneficioso. De hecho la cobertura de vegetación es cada vez más extensa debido a este CO₂. Este tira y afloja seguirá produciéndose durante muchos años más, en una escala que excede una vida humana, una generación. Mientras tanto, el uso de la tecnología, de las nuevas computadoras cuánticas y las técnicas de aprendizaje automático sobre ingentes cantidades de datos nos harán dar un gran salto cuantitativo y cualitativo en nuestro conocimiento del sistema climático.
¿Se puede controlar el clima del planeta Tierra sin generar una catástrofe?
Pues no lo sé, y en mi opinión nadie lo puede saber con seguridad. Actualmente, ni siquiera sabemos si podremos controlar algún día el clima del planeta. Impactar de forma global será complicado, a no ser que se emprendan acciones de gran escala, y antes de ser aplicadas habrá que tener en cuenta todos los factores y los posibles efectos secundarios. El riesgo es alto, ya que muchas de estas medidas podrían estar minimizando o enmascarando determinados problemas medioambientales. Quizá la propia Tierra sepa autorregularse y con estas iniciativas lo único que consigamos es romper ese mecanismo global de autocontrol climático.
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